Hacemos Periplos educativos, pedagógicos e investigativos en geo-territorios interculturales y activamos las vocaciones productivas de nuestros ancestros bajo la máxima “Pensar, sentir y habitar”.
Emprender un Periplo es toda una aventura. A la manera de Arendt, sabes de un comienzo y de un final, pero jamas podrás predecir que sucede en el intersticio entre nacer y morir. quizá, es por esto que la llegada de un caminante a nuestras vidas sea todo un acontecimiento. Periplo se produce en estas configuraciones de la existencia como una apuesta ético-política y pedagógica; posiciona su apuesta sistémica de investigar, formar e innovar como una alternativa, un sueño, una utopía realizable que halla en la complicidad una oportunidad. Darle la bienvenida a este recién llegado es todo un ritual del nacimiento e imaginar como se proyecta en el horizonte es todo un ritual de la esperanza. Periplo es utopía, movimiento y esperanza porque considera que hallar un lugar para la existencia es una acto de resistencia. De resistirse a ser marginado, excluido o transparentado. El relato de un peripatético, de un caminante es la historia de la contingencia, del hacerse a pulso, el de irse comprendiendo poco a poco mientras su vida palpita escalando una montaña, o adentrándose a la selva o atisbando el horizonte de las llanuras. Las utopías son esos movimientos existenciales de las almas peregrinas que cuanto más andan más sueñan.